Allí se conserva la cultura de los pescadores, no se permite la música a alto volumen en los bares y en las calles y la cocina local se valora en los pequeños restaurantes. Los hoteles y posadas ofrecen una excelente infraestructura, pero lo mejor de Gostoso es caminar descalzo por sus playas y calles terrosas, hablar con los lugareños en la plaza y recoger fruta.